Terapia sin grupo.

Techinicolor dream – My Friend Catie

Bien, lo primero: se me ha estropeado la ruedecita del ratón y es un agobio escribir así. 

Tenía que quejarme, kiciiiirrrrr, desahogarme en algún sitio. I’m sorry.

Ya puestos, voy a quejarme un poquito más de otras cositas que “molestan”. ¿Qué porras le ha pasado al Spotty? Desde la última actualización el algoritmo no acierta con las mezclas, en serio.  ¿Cómo puede sonar Dinah Washington junto a Billie Ellis y BTS? Me gustan los tres, pero no juntos. Es que, de verdad que no lo entiendo, para una cosa que funcionaba a las mil maravillas, y van y la cagan. Soy de la opinión (viejuna, sí) que si algo funciona, a no ser que sea para ir a mejor, ¡no lo toques! Además, como que he notado que repiten mucho canciones que de por si, a mi ya me gustaban de antes, dentro de los “descubrimientos semanales”… si me estás, supuestamente, descubriendo algo, ponme música del mismo estilo ¡pero nueva! Digo yo. Porque no creo que yo haya escuchado toda la música del mundo, la verdad.  ¿O sí? Y encima me meten reggaeton, que lo he bloqueado en múltiples ocasiones porque lo odio con todo mi ser. Diooooossssss…

Otra cosa que no entiendo es la cosa esta del jetpack. Tener que usar una aplicación para usar otra aplicación. Es que, ¡qué absurdo! Y lo de las sugerencias… Un día me metí a ver lo que la gente había escrito sobre la tontada del día y ya os digo que no tenía nada que ver en la mayoría de entradas. Es más, casi todos aprovechaban el hashtag o la etiqueta o lo que sea y luego soltaban lo que les salía del papo. Vale, cada uno escribe lo que le da la gana, que para eso son blogs personales. Pero jod* (le pongo el asterisco, no sea que me censuren, que está el tema delicado también; qué hipócritas nos estamos volviendo), no lo etiquetes con el “tema del día”. 

Bueno, a ver, que en realidad yo he abierto el portátil para escribir sobre los libros y vídeos de autoayuda, esos que te dicen que tienes que creerte lo más, hacer veinte minutos de ejercicio, una hora de limpieza general, cinco de yoga facial, diez minutos de meditación, (todo esto dicho con términos en inglés, que queda más de inteligente) y ponerte metas y tal y cual… ¡Coñ*! Déjame tranquila, no me estreses en mi tiempo libre. Es que, con la tontería, acabas más hundido que antes de empezar a leer un libro de esos.  Porque si no llegas a la meta que te has propuesto, aún te creas más ansiedad.  Mi meta es no hacer nada cuando no tengo nada que hacer. Si una tarde me apetece escribir, escribo. Pero no porque me haya propuesto hacerlo dos o cinco o siete tardes al mes, eso es una auto imposición y entonces pasa a ser una obligación y ya no mola. ¿Dónde queda la espontaneidad? Soy anárquica en todo, es lo que hay. 

¡Ah! Tengo que contaros la última tontuna que vi hace nada en un “reel” de Instagram, porque… sí, yo paso parte de mi tiempo libre mirando esas chorradas enajenantes que me sirven para desestresarme y reírme del mundo, y así consigo quererme mogollón porque veo que no estoy tan mal de la olla si aún puedo dilucidar lo que es una estupidez de lo que no lo es. Pues no resulta que ahora la nueva generación pro-IA ha descubierto el “sundrying”, una nueva tendencia la cual consiste en colgar la ropa al sol (…), y ahorras energía al no poner la secadora, así que es bastante «ecofriendly». Cuando descubran que, si además de sol, hace viento, se seca antes, alucinan; y si ya puestos, descubren que si la sacudes bien y la tiendes estiradita, no necesitas plancharla… qué locura. Vamos a ponerle nombre molón, para que quede más mejor: «Windrying» uno y «shakewash» el otro. Madre mía, les explota la cabeza.

Va, voy a dejar de quejarme y me voy a ir para adentro, que me he sacado el portátil y un té a la terraza que hacía solete, y ya está más oscuro que la boca de un lobo. Expresión heredada de mi abuela y que me ha venido en gana de utilizar. De paso, recogeré la colada, que la tenía yo en sundrying. Aquí una, adelantada, marcando tendencia. Por cierto, mis abuelas practicaban el sundryingromeraling o matorraling. Es decir, que tendían en las ramas de los romeros o matorrales próximos al río donde, previamente, habían practicado la tan avanzadísima técnica del washingriver.

Hasta mañana, o no.

Lauhra.

Te quiero Silvy, te quiero papa.

PD: Ahí anda el festival de Eurovisión de fondo, que mi hija lo ha puesto. Pero este año voy a pasar de comentar al respecto, primero porque no he escuchado ni una de las canciones, y segundo porque me repatea que a unos países se les vete y a otros no. 

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Lluvia

Qué bonito cuando llueve. Sea donde sea.

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Call it…

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Nadeando por el otro blog.

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220/365 días con música: How Glad I Am

(You don’t know) How Glad i Am -Nancy Wilson

Feliz año nuevo y esas cosas…

Estuve de visita en el blog de Sabius leyendo su carta a los bancos majos, o reyes bancos, o bancos magos, ¡lo que sea! Que me dio envidia, y aquí estoy, en pleno día de reyes, con mi lista de deseos intangibles.

Voy a empezar por lo más obvio: que ninguno de mis seres queridos enferme. La salud, esa que tanto nombramos cuando el premio de la lotería no quiere acercarse a nosotros y que tanto menospreciamos… “Por lo menos, que tengamos salud” ¿Por lo menos? ¿Cómo que “por lo menos»? No caer enfermos es tan importante como el dinero. 

Mi segundo deseo es que no se rompa nada más en casa y que el coche no tenga averías este año, que el anterior en ese aspecto fue una caquina, cuando no era una cosa, era otra. Tuve que cambiar la caldera y la lavadora, el coche fue al taller dos veces, dos puertas de la terraza se rompieron y la persiana del comedor también. Además, al ascensor del edificio hubo que cambiarle un montón de cosas así que aún pago una pasta cada mes. Sé que a la nevera le quedan dos telediarios, pero espero que aguante hasta el verano, por lo menos, a ver si me ha dado tiempo a ahorrar un poquito.

El tercer deseo es más personal Y MUY IMPORTANTE. Que desaparezcan los ocho kilos que cogí con la puñetera menopausia. Bueno, va, me conformo si solo son seis. Y si no es posible… ¡por dios, que me quede como estoy!

Ahora le toca a las ganas de escribir. Que vuelvan, que ya está bien eso de procrastinar en este aspecto. Que sí, que ya sé que es ponerse y me salen las chorradas solas, pero que no es eso, porras. Tengo ahí mi libro aparcado in eternum. Sí, yo también soy de las que dice que está escribiendo un libro. Por que a ver, ¿cómo hay que llamarlo, si no? Es la historia de varias personas, con un eje central que desaparece en la primera parte, pero que sigue uniendo las vidas de las demás a lo largo de los años y… Bueno, algún día espero acabarlo para… para no sé, guardarlo acabado en la memoria del ordenador y poder decir: he terminado de escribir mi libro.

El quinto va para el trabajo. Malgastar un deseo en esto es una mierda pinchada en un palo, lo sé, pero coño, que a una se la valore como es debido ¿no? Y también me haría feliz que mis hijos encuentren algo relacionado con lo que están estudiando. 

Vamos ahora con deseos generalizados.

Que los gilipollas que me rodean se den cuenta de que lo son y pongan remedio, para así dejar de joder al resto del mundo. Tengo un vecino que se cuenta entre ellos. Espero que si me lee algún día, se reconozca como tal y se ponga a la labor.

Que dejen de subir el precio de la luz. Y del gas. Y de la gasolina. Y del agua. Que llueva, por favor, que llueva mucho. Que no consumamos despreocupadamente como si no existiera un mañana, que al igual no existe, pero porque nos lo habremos cargado nosotros mismos con el puto consumismo de las narices. Que no se tire comida en los países “ricos”. No hay cosa que me dé más coraje que tirar comida a la basura. Que controlemos lo del cambio climático, porque, aunque digan que no existe, es real. Mucho más real que los reyes magos. Mucho más que los extraterrestres. Mucho más que la vida en Marte. Mucho más que la vida inteligente en nuestro planeta, que ya me perdonaréis, pero creo que está en grave peligro de extinción y a pasos agigantados. 

En fin…

Este año no he comprado roscón de reyes, porque se me ha olvidado encargarlo en la pastelería y me ha dado pereza pasarme la mañana entera haciendo cola. Al igual esta lista no sirve de nada ya que no tengo figurita de reyecito a quien entregarla, porque me la olvidé en la cocina de mi madre, que aunque no he comprado roscón, ayer noche lo comí en su casa y me tocó la corona. Y es que, no quería decíroslo, pero iba yo para reina. 

Hace años que ya no espero ni deseo nada material, sencillamente porque creo que lo material es efímero, mucho más que un soplo de aire frío o un rayo de sol en invierno. 

Deseo seguir encontrando gente maja por aquí, así como sois vosotros, los que me leéis con santa paciencia. No sabéis cuánto os quiero. 

Hasta mañana, o no. 

Lauhra

Te quiero Silvy, te quiero papa.

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